jueves, 30 de enero de 2014

Déjenme ser el suicida.

Creo que si los poetas estuviesen tan tristes como yo ni se atreverían a escribir...
Creo que si en esta noche tan oscura debe morir alguien es el bueno porque el caballo del malo se adelantó.
Creo que ante tanta oscuridad y cuartos apagados mi lugar es el rincón.

Mis notas de piano que sean las negras, y que me tapen las estrellas.
Un té, con azúcar, que me endulce el alma entre la noche y la mañana. Dejémonos de limón y té amargo, que para eso estás tú.

Si fuese poeta, sería esto una de las mayores declaraciones de amor jamás contadas, donde todo el mundo llora y hasta las perdices se colocan en el plato para completar la escena.

Pero esto son las líneas más tristes escritas por alguien que se enamoró de un puente, porque le parecía más sencillo ser el suicida.

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