sábado, 29 de noviembre de 2014

Peor que cualquier delirio.

Si yo ahora mismo me voy a un juez y me condeno culpable a una muerte cruel, de las de aullar de dolor al sol... Creo que no entendería la pena que llevo ni las ganas que tengo de librarme de estos barrotes que llevo dentro, entre las costillas y el corazón, atravesados para clavarse entre estos dos.

Puede que sería porque no entendería que por mi culpa viene el invierno y quema con el hielo todo lo que puede, alcanza, observa o se le pasa por las frías manos, consiguiendo un gris triste que se os queda apalancado en el alma.

No comprendería que soy el "coco" que duerme debajo de todas las camas de los niños y me dedico a pasar mis esqueléticas y frías manos por las patas de su cama, acariciándola y haciendo temblar de pánico al metal que la compone, mientras intenta resistir serena para no caerse y que yo no pueda tocar los pies del niño para hacerme notar, para que sepa que existo y lo voy a acompañar.

Sé que sería imposible creer que por mi culpa, todos los seres malignos salen a la luz un día al año, excepto yo, claro, que si como si de un castigo se tratase me quedo durante todo este vigilando el terreno, haciendo sufrir y sufriendo por quedarme.

Sin saberlo ni yo, soy la mala pesadilla que hace que te levantes llorando y que ese estúpido músculo se salga de tu pecho del dolor y la rabia, porque a pesar de ser un sueño soy tu pesadilla.

Si es que soy esa mala enfermedad que pudre la carne y mata la esperanza incluso de los ojos más verdes y brillantes. Pobres de ellos que no saben que llego...

Es que, yo lo siento pero todo vuestro sufrimiento baila por mis dedos y siendo un dardo peor que cualquier veneno, me sirve de juguete cuando cualquier musa no me da mi capricho. Lo uso como una mala marioneta que sabe bailar un tango o el mejor vals, capaz de crear infartos y provocar pasiones.

Soy peor que cualquier mal y más inexplicable que un milagro.

Que por ello me quiero morir, que me condenen, encierren, hagan rabiar del dolor... Porque si vivo yo, morís vosotros, pero si muero... Yo ya no tendré la culpa.

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